Había una Vez…
En el Continente de los cuentos de hadas (donde lo
único extinguido eran las brujas malvadas),
un ratoncito Azul Oscuro.
Ese ratón era muy instruido en las teorías
de la humanidad y aplicaba todo su conocimiento
a los dones perfectos, como la igualdad, solidaridad y fraternidad. Igual que
la bandera Rancia.
Pero un día, un movimiento de la silla de
trabajo (era
alfarero), lo cambió todo. Sus
ojos se abrieron y sintió la necesidad de ser aplaudido, elogiado y vitoreado como
centro único de atracción cosmogónica… Entonces, una mañana se despertó siendo
el Rey Midas-Ratón, …y comenzó a tocar
todo lo que creía que no tenía valor para convertirlo en oro.
Nunca se enteró de que, lo que tocaba tan
valioso se destruía y así fue quedándose
Solo, …Solo, …Solo y se fue despintando poco a poco de su color, hasta quedar completamente transparente.
Ya sin alma, en un Continente de cuentos de hadas, lo único
que se podía salvar era su nombre: “Ratón Oscuro”, - pero ni eso resultó, porque
su forma de actuar hizo que la humanidad lo olvidara para siempre, simplemente para
él ya no más
Hubo otra Vez.