sábado, 17 de octubre de 2009

SER EXTRANJERO

Muchas veces escuché que el viajero cuando retorna a su casa ya no es el mismo.

También leí alguna vez sobre su estatuto...tan crucial y ambiguo.

A mi experiencia y dentro de la subjetividad que pueda intervenir, considero que el extranjero provoca un antagonismo entre la curiosidad y el temor.

... por un lado se nos considera portador de una sabiduría de lo natal que no posee el lugareño, por eso nos hacen preguntas y esperan de nosotros confidencias únicas y extrañas.

y por otro lado nos temen y se nos juzga fácilmente, quizá por el nomadismo, lo vagabundo o la falta de raíces, o tal vez simplemente porque estamos en su lugar.

Surge una aflicción: cuando se prolonga la experiencia de ser extranjero lo suficiente, sentimos que se aflojan las cuerdas de nuestra cultura y sabemos que cada día seremos más distintos a nosotros mismos, hasta que con el tiempo ya no seremos de ninguna parte y al mismo tiempo de los dos lugares.

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